REQUIEM, El lamento de la voz

Un puente que nos permite reconocer a través de la música y el baile la existencia de un halo inmaterial, un paisaje donde el arte deja de tener sentido como partes para convertirse en un todo, una secuencia imágenes y sonidos que nos transportan, en su totalidad, a la percepción más profunda de un lamento; la oración.

Mezcla, fusión, eclecticismo, armonía, desarraigo… Quién puede pensar, hoy en día, que hay nexos de unión que no se pueden encontrar. Todo es posible, todo es coherente si logramos encontrar el hilo adecuado y enhebramos el arte con el mayor de los respetos. Todo es posible si nos mueve el mismo sentimiento, aunque nuestros cuerpos se vistan con influencias lejanas en su hechura pero similares en su tacto. Y es aquí donde presentamos un espectáculo que trata de conducir a través de sus elementos, que no solo van de la mano, una idea de música y danza que detalle no solo sus virtudes como tal si no la de sus propios compañeros de viaje. En este caso la Música Clásica aporta el Requiem de Mozart, pero reforzamos el peso dramático de su concepto expresivo, construido sobre la oración, con el flamenco; en sus expresiones más puras de cante y baile: Romances, soleás o sigiriyas personifican el lamento y se convierten en el grito del gitano, en el quejío de un pueblo que se rompe pero que vuelve a surgir, que tiembla pero que recupera su fortaleza.

Y la música, que en su plano más puro no entiende de épocas, de estilos, de género, acoge en su seno a todo el que une su fin al de los demás. no hay rencores, solo música. Pero si el desgarro identifica a la voz como medio natural para su materialización, el baile, la danza, se convierte también en un testigo mudo que necesita verbalizar su rabia y su desesperanza a través del propio cuerpo. El gesto en este caso sirve para unir, para convertir los retales de aquí y allá en un paño de lágrimas… o de esperanza. En todo caso, le confiere a la música la virtud de lo posible y de que lo ajeno, aunque no lo pensemos, a veces se encuentra tan cerca que se convierten en una misma cosa.

Este proyecto se conforma como una propuesta escénica en el que comparten escenario Coral de la Universidad de Cádiz y Orquesta Álvarez Beigbeder bajo la dirección de Juan Manuel Pérez Madueño, y David Palomar al cante, junto con Daniel B. Marente y Alejandro Mendoza, al piano y la guitarra respectivamente. Arropado todo ello por el baile y la Coreografía de Jesús Fuentes. A continuación pasamos a detallar la secuencia de actividades que conforman esta propuesta, así como la ubicación temporal de cada una de ellas (a adaptar al calendario del GTF) y los recursos necesarios para su ejecución: Las fechas señaladas marcan los momentos más importantes del montaje artístico de esta producción: Si deseas información adicional la puedes descargar aquí.