Bendita osadía interpretar ‘El Mesías’

Juan Manuel Pérez Madueño dirige a la Coral de la Universidad de Cádiz en el recital de la noche del sábado.

 

Decía un querido amigo que Dickens en la literatura y Händel en la música agotaron el tema de la Navidad. No seré yo quien suscriba semejante exceso sobre todo porque el inmortal El Mesías, que hoy nos ocupa, se circunscribe a toda la vida de Jesús de Nazaret y a sus consecuencias, lo que no ha evitado que tradicionalmente se lo asocie a la Navidad y se interprete en este tiempo. El prolífico y brillante Georg Friedrich Händel (1685-1759) compone su oratorio en 1741 (justo cuando Felipe V crea por decreto La Real Fábrica de Tabacos de Cádiz), y lo hace, según está documentado, en menos de un mes. La Inglaterra de la época había comenzado a darle la espalda a la dominante ópera italiana, lo que supuso no pocos quebraderos de cabeza, sobre todo económicos, a los compositores de la época, el más notable Händel; el público demandaba otro tipo de «espectáculo» y lo quería más enraizado en las tradiciones británicas. En ese entorno y por caminos poco claros le llega al maestro el libreto y compone el oratorio; se estrena en Dublín, donde obtiene un rotundo éxito, y más tarde en Londres donde fracasa en sus primeras interpretaciones hasta que, con la asistencia del rey Jorge II, va calando en la frívola y disoluta sociedad transmutándose en pieza imprescindible. Hasta tal punto es así que llega a convertirse en paradigma de un género ya existente, el oratorio, darle el espaldarazo definitivo y establecerse como género nacional británico. Desde entonces su popularidad no ha dejado de crecer y no hay ningún estudioso que no la considere una pieza capital en la historia de la música, un indudable hito.

 

La más importante novedad de El Mesías radica en enraizar en la tradición germánica más que en las obras escénicas italianas, remarcando así sus posibilidades catequéticas sin dejar de lado los efectos dramáticos. Esta, digamos, tercera vía le procuró a su autor no pocos disgustos con la iglesia y con los sectores más puritanos de la sociedad que no admitían ejecutar en un templo algo que podría ejecutarse en un teatro. Enfrentarse con tamaña obra armado con los mimbres disponibles en Cádiz tiene mucho de osadía, en este caso de bendita osadía. La representación que disfrutamos la noche del sábado fue, no me cabe ninguna duda, eso, un disfrute. La portentosa música del de Halle fue interpretada con una calidad, con una altura de objetivos en su planteamiento, mucho más que buenas. Juan Manuel Pérez Madueño, el director, se aproxima a El Mesías en una lectura cercana a lo que debieron ser sus primeras interpretaciones: plantilla orquestal muy escueta (casi solo cuerdas), solistas con un contratenor y coro mixto absolutamente equilibrado en sus cuerdas; contenido en los tempi y las dinámicas, sin añadir ni quitar ni un solo elemento expresivo en lo que a orquesta y coro se refiere: los solistas, en esto, son otro mundo. Si algo se le puede censurar sería el claro desequilibrio entre el numerosísimo coro y la escueta orquesta -en los tutti aquel tapaba a esta- y la escasa presencia del órgano y del clave. El cuarteto solista, dentro de una calidad media más que aceptable, presentó importantes desequilibrios entre ellos y con el resto del escenario. Quien esto escribe no puede evitar comparar la labor del contratenor con la de una mezzosoprano en el mismo papel y la diferencia me resulta muy notable a favor de la segunda. Jorge E. García articula perfectamente la emisión, lo que no es poco en esa tipología, frasea correctamente, pero anduvo escaso de «fuelle» y no muy acertado en las agilidades. Su intervención en el maravilloso He Shall Feed His Flock like a Shepherd, una de las arias más hermosas de la obra, que es casi una nana, resultó a todas luces fallida: una pena. Luís Pacetti defendió su papel con solvencia, amplitud de registro y buena dicción, si bien presenta una voz con limitada riqueza de armónicos y algunos problemas de articulación. Susana Casas y David Lagares ofrecieron sin duda lo mejor de los cuatro; ambos poseen cualidades más que suficientes, más redonda la noble voz del barítono, timbrada y rica en armónicos, y más lírica la de la soprano, ligera, en ocasiones casi etérea, si bien añadió adornos en algunas de sus intervenciones, en mi opinión sobreabundantes; ambos perfectos en las coloraturas de sus roles. La orquesta sonó en todo momento aterciopelada, afinada, poseedora de una amplia gama de matices, muy empastada y equilibrada en sus grupos, lo que redundó en muy claros planos sonoros; para el recuerdo sus intervenciones sin voces, la Symphony de arranque de la obra y la Pastoral Symphony de la primera parte, ambas espléndidas. Siendo así que la práctica totalidad estaba compuesta por violines, violas, chelos y contrabajos, parece mentira que tengamos algo así, de semejante calidad, en Cádiz. Y el coro. El coro estuvo sencillamente portentoso: muy afinado, ajustado en sus entradas, exacto en los reguladores, equilibrado entre ellos, expresivo, correcto en la dicción y resolviendo con admirable solvencia los escollos más duros de la partitura, como el Amen que ejecutaron en un tempo bastante lento. Capítulo aparte merece el director, Juanma Pérez Madueño, que además dirige habitualmente el coro. Si obviamos el importantísimo y complicado trabajo de preparar todo el conjunto, lo que no es baladí, la noche del sábado dirigió como los grandes, exacto en las indicaciones, expresivo pero contenido en su géstica, pendiente absolutamente de todos, sobre todo del numerosísimo coro que, no lo olvidemos es aficionado, consiguiendo, no tengo ninguna duda, conducir a buen puerto la enorme fuerza expresiva que tenía delante: partitura, coro, orquesta y cuatro solistas. Muchos años después de su estreno, Beethoven ya muy enfermo exclamó estudiando la partitura de El Mesías: «¡Aquí está la verdad!». Pues bien, esta obra sublime fue puesta en escena la noche del sábado pasado por gaditanos con magníficos resultados, lo que representa una excelente noticia. Esta vez sí, el Falla ha sido un templo de la cultura.

 

Fuente: https://www.diariodecadiz.es/ocio/Concierto-Extraordinario-Navidad-Teatro-Falla-Mesias_0_1312069001.html